a
Una sociedad empresarial tiene muchas similitudes con una sociedad cultural. Los elementos que conforman a ambas sociedades son, prácticamente, los mismos. Creencias, normas, tecnología, símbolos o valores son, entre otros, elementos que ambas sociedades comparten.
Se puede llegar a observar que una organización empresarial es como una sociedad cultural, pero en pequeñito. Evolucionan de la misma manera. Tienen sus picos de evolución y también sus crisis. Y es curioso porque si se analiza con profundidad, las multinacionales (sobre todo cuando tienen presencia en diferentes países) poseen una cultura común pero, inevitablemente, adaptada al lugar donde se encuentra cada sede. Esto quiere decir que la cultura social del lugar donde se encuentre la empresa es, también, un factor de influencia sobre la organización.
De entre todos los elementos que componen la cultura de una organización, de una sociedad, los valores tienen especial importancia porque conforman la brújula con la que guiarse. Forman parte, unidos a la misión y a la visión, de los pilares sobre los que sustentar todo lo demás, tal y como se comentaba en el post anterior sobre valores corporativos e inteligencia emocional.
a
a
Compartir valores es uno de los nexos de unión más importantes entre las personas. Por ello, la alineación de valores en las organizaciones es una cuestión de vital importancia para compartir el propósito común y evitar frenos en la consecución de los hitos. Si esta alineación se hace desde el momento en que la persona se integra en la organización, mejor que mejor, puesto que la fuerza centrífuga con la que gira la cultura de esa empresa, no se verá afectada.
Una empresa que es capaz de trasladar a sus colaboradores sus valores y su propósito va a tener más ligereza para implementar, con facilidad, los cambios que marquen los contextos socio-económicos tan complejos del momento.
Los valores, cuando son bien trasladados a la organización, aportan mucha coherencia y liberan de incertidumbre, puesto que cada persona, en cada puesto, es consciente de cómo contribuye su trabajo a consolidar esos valores corporativos. Y cuando una persona siente que está aportando su granito de arena a un fin, se siente parte de algo que le importa, su nivel de compromiso aumenta.
En muchos casos, las organizaciones, al igual que las personas no se han parado a analizar su esencia para construir desde ella. La misión, la visión y los valores han formado más parte de los planes de marketing que de las estrategias de las compañías. Esto, hoy por hoy, es un error. Las nuevas generaciones vienen demandando a las empresas necesidades diferentes a las de la etapa anterior. Y si se quiere contar con el talento de esas generaciones, las empresas tendrán que hacer cambios para que sientan atracción por ella. Compartir los valores de la compañía es una tarea fundamental e identificarlos no es tan complejo y puedes ver en nuestro post anterior cómo se puede llevar a cabo.
a
Los valores, al igual que las necesidades humanas, evolucionan con la sociedad. Las necesidades que se tenían a principios del s. XX nada tienen que ver con las necesidades de la sociedad actual, incluso, aunque a nivel social, la humanidad evolucione a velocidades diferentes. Incluso, con esas velocidades diferentes y quedando mucho camino por recorrer, hay muchas cosas que, en la actualidad, han mejorado en la vida de los seres humanos.
En nuestra sociedad hemos pasado de unas generaciones totalmente volcadas en el trabajo y con poca atención al disfrute del tiempo libre a personas que buscan conciliar su vida personal y familiar para que el conjunto está en un equilibrio que les satisfaga. Se ha pasado de la presencialidad total, al teletrabajo total, lo que dejará un término medio que permitirá el teletrabajo a tiempo parcial.
a
Las organizaciones empresariales deben evolucionar al compás de las sociedades culturales.
a
Solamente con el somero análisis anterior, queda patente los cambios sociales que se producen a gran velocidad y que, lógicamente, afectan al plano laboral de todas las personas. Esto significa que las organizaciones deben evolucionar con la sociedad y deben revisar, periódicamente, esos pilares sobre los que se asientan para adaptarlos a las motivaciones y necesidades de cada momento.
Esa revisión periódica provoca que la organización evolucione con la sociedad y sea capaz de integrar los grandes cambios con mayor celeridad y eficacia, sobre todo, porque las personas serán conscientes, en todo momento, de las evoluciones que se producen dentro de su organización y serán más favorables a cualquier giro que se tenga que introducir. Estas organizaciones ágiles, también llamadas líquidas, son las que mejor se desenvuelven en el contexto actual.
a
Valores que se trasladan a la sociedad.
En esa simbiosis entre las empresas y la sociedad es muy importante buscar la forma en la que los valores corporativos se trasladan al entorno social.
Por ejemplo, una empresa que tiene como valor corporativo el desarrollo personal y profesional de sus colaboradores y colaboradoras puede trasladar ese valor a la sociedad como innovación, puesto que ese desarrollo continuo va a aportar productos y servicios innovadores para sus clientes. O una empresa que tiene el valor corporativo de la colaboración puede trasladar ese valor a la sociedad como compromiso social y, con él, tener políticas de responsabilidad social que mejoren la vida de otros.
Los anteriores son ejemplos muy interesantes de cómo la empresa integra sus valores, no sólo hacia dentro, sino también hacia fuera de su organización y cómo, con ellos, contribuye a un propósito mejor definido que las generaciones actuales valorarán especialmente a la hora de elegir la empresa donde poner a disposición su talento.
La fidelización del talento se consigue, no sólo por cuestiones económicas, sino, sobre todo, por cuestiones emocionales. Somos humanos, somos sociales y formamos parte de una sociedad global.
a
#52SemanasDeInteligenciaEmocional
Bienestar en la empresa, cultura y comunicación. Son mis tres pasiones y los aspectos con los que trabajo en diferentes organizaciones en forma de consultoría o de formación. Soy antropóloga en proceso y todo lo que tiene que ver con el desarrollo de las sociedades es mi hábitat natural. Creo en el poder de transformación de las personas. Creo en el poder de transformación de la sociedad a través de la transformación de las organizaciones.