El modelo del observador es una técnica ampliamente utilizada en los procesos de coaching para tener una perspectiva más amplia de una situación en su conjunto. Para denominarlo también se utiliza la nomenclatura OSAR porque hace referencia a los elementos que configuran este modelo: la figura del observador, el sistema, las acciones y los resultados.
Es un modelo que ilustra la relación entre nuestras creencias, nuestras acciones y los resultados que se obtienen a raíz de esas acciones.
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El modelo del observador nos confirma que todo lo que hacemos tiene que ver con la forma en que pensamos.
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Por otro lado, las personas vivimos permanentemente interpretando lo que acontece a nuestro alrededor, en función de nuestro marco de referencia, por lo que esa interpretación está influenciada por, sobre todo, nuestras creencias, además de por nuestras experiencias previas o nuestro conocimiento.
Sólo podremos despojarnos de nuestros propios pensamientos cuando somos capaces de ampliar la perspectiva, liberarnos de nuestras ideas preconcebidas y hacer más grande nuestro mapa.
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Esto es especialmente importante en las organizaciones, puesto que muchas de las situaciones que se producen diariamente tienen que ver con la ‘estrechez de miras’ con las que se abordan la mayoría de las circunstancias que acontecen.
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Si cada persona posee una serie de creencias arraigadas que, además, son sus principios de acción, fomentar el modelo del observador dentro de una organización supondrá conseguir que la persona se abstraiga de sus propias creencias y contemple nuevas posibilidades.
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Somos lo que creemos que somos.
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Cuando una persona se encuentra en una situación como mera observadora de lo que allí se dice, de las acciones que se realizan y los resultados que provocan, puede tomar consciencia de las diferentes formas de afrontar una misma circunstancia que tienen las diferentes personas. Esta posición de mera observación ya aporta una información adicional que antes no se tenía.
Si, además, esa persona está entrenada para despojarse de su propio marco de referencia, la observación será mucho más rica por ser más objetiva. Y, a su vez, esta forma de mirar, permitirá a la persona ampliar su marco de referencia, su mapa mental particular.
Es situaciones concretas, un observador puede dar información adicional importante sobre esa situación observada.
La figura del Interim Manager puede actuar muy bien como figura del observador en las organizaciones, sobre todo cuando entra y sale de la organización porque podrá resistirse a la contaminación emocional que se produce dentro de la empresa.
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Un factor importante que afecta negativamente a la ampliación de los marcos de referencia es la contaminación emocional que se produce en el interior de las organizaciones.
Al igual que la cultura es una fuerza centrífuga que gira con mayor o menor velocidad en función de lo consolidada que esté esa cultura, las emociones se contagian a través de toda la organización. Por ello, la persona que ejerce el liderazgo en la organización va a tener mucho que ver con la emocionalidad que se vive dentro. Si esa persona responsable se toma las cosas muy a pecho y se enfada con facilidad, esas emociones se van a ver reflejadas en los diferentes departamentos. Pero si esa persona es alegre, asertiva y respeta a los demás como son, esas sensaciones también se van a transmitir al conjunto de la organización.
En estos casos, esa figura del observador (sobre todo si es una persona externa) se hace muy necesaria para provocar la descontaminación emocional de las situaciones que se dan de manera inconsciente. Su observación y su objetividad son dos claves fundamentales para abordar las situaciones de una manera diferente.
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Me resulta muy curioso que las personas de máxima responsabilidad de una organización tengan clara la importancia de las auditorías económicas para gestionar con mayor eficiencia la empresa y, en muy pocas ocasiones, se ocupen de auditar la emocionalidad de su organización.
Y sería importante hacerlo porque el estado emocional afecta definitivamente a la eficiencia y a la productividad de un equipo. Esta auditoría emocional se puede realizar, además, en dos direcciones:
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Disponer de la información sobre qué se siente en la organización y cómo gestionan esos sentimientos y emociones las personas que componen el ecosistema humano es un punto de partida ideal para mejorar el bienestar de las personas e incrementar sus niveles de facturación.
Una vez más, la figura del observador es muy útil para la realización de auditorías emocionales objetivas y concretas sobre las que determinar acciones de mejora que conducirán a resultados diferentes.
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Desarrollar el modelo del observador en las organizaciones va a reportar importantes y significativos beneficios que redundarán en mejor salud para esa compañía. Algunos de ellos son:
El modelo del observador aplicado a la empresa es una forma de diagnóstico permanente de las situaciones que acontecen en las organizaciones y permite actuar sobre un problema antes, incluso, de que se produzca.
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#52SemanasDeInteligenciaEmocional