Cuando en un profesional se unen estas tres características, el resultado sólo puede ser un éxito.
Ayer tuve una experiencia inesperadamente agradable y enriquecedora. Juanjo, de Bardisa, me invitó a una cata de vinos, organizada por ellos, de la bodega Pepe Mendoza de Alicante.
Aunque soy muy amante del vino, nunca había asistido a ninguna de las actividades que organiza periódicamente Bardisa y no tenía ni idea de lo que me iba a encontrar allí. Mi curiosidad natural me permite asistir a eventos en los que no sé qué me voy a encontrar, si vienen recomendados por personas a las que aprecio.
Mi sorpresa fue encontrarme con Pepe Mendoza, un profesional que me introdujo de lleno en un mundo desconocido y ahora más apasionante para mí.
Un profesional que, al hablar, conectaba con su pasión por su trabajo, escogiendo con mimo las palabras que nos hicieran comprender su gusto y su esmero por hacer buenos vinos.
A medida que Pepe iba hablando, yo me iba introduciendo más y más profundamente en su mundo.
Me impresionaba su forma de conectar con sus vides, con los frutos de sus vides, tal y como iba narrando en su presentación. Y, por deformación, no podía evitar relacionarlo con mi día a día profesional que, por fortuna, me apasiona tanto como a él.
Algunas de las ‘perlas’ con las que me quedé fueron estas.
Una persona estresada te lo dice, una planta no.
Una cepa estresada, al igual que una persona, no da buenos frutos si no se corrige ese estrés. Para ello observa a la planta, analiza cuál es el motivo de su estrés, si puede ser por falta de agua, si ha dado mucho fruto y no se oxigena adecuadamente… un sinfín de cuestionamientos que pueden permitir mejorar el rendimiento de esa planta antes de que ya no haya nada que hacer cuando llegue la vendimia.
El líder con vocación tiene también esa obligación de analizar por qué sus colaboradores están estresados; si se trata de una cuestión personal, si se debe a una falta de planificación del trabajo, si se trata de un hábito… el líder también debe cuestionarse las causas del estrés de su equipo. Este análisis le permitirá conocer mejor a cada persona y podrá actuar antes de que los problemas hagan acto de presencia. Porque si no lo hace, el rendimiento de las personas será bajo y será complicado conseguir retos y objetivos con un equipo con colaboradores estresados.
Medir, medir y medir… y cuando se tiene algo bueno… repetirlo.
La mejor manera para tomar decisiones es disponer de datos. Pepe nos contaba cómo utilizan cada vez más tecnología para saber el estado de la cepa en cada momento. Analizar todos los datos posibles permite prevenir cualquier tipo de enfermedad que pueda tener una cepa. Y si la enfermedad llega, esas mediciones permiten aislar los frutos de las plantas enfermas o de peor calidad para no mezclarlos con los frutos de primera calidad. Estas mediciones constantes permiten averiguar qué va a pasar antes de la vendimia, qué potencial tiene cada cepa y se puede pensar en qué vinos fabricar con los frutos que se van a conseguir.
En una organización, los datos ponen orden en los procesos. Y permiten tomar decisiones más rápidas y acertadas. Las empresas que miden a través de indicadores, son empresas más capaces de adaptarse a los cambiantes entornos actuales. Establecer un buen sistema de indicadores dentro de la organización nos permitirá generar hábitos potenciadores y anticiparnos a problemas que puedan surgir, así como aislar algún proceso ineficiente para revisarlo y mejorarlo cuando proceda. El orden en las organizaciones nos lo ofrece la DPO (Dirección Por Objetivos), que nos permite la posibilidad de elaborar indicadores tangibles e intangibles y disponer de una radiografía del estado de la organización.
Medir te permite ir hacia atrás.
Pepe contaba cómo al obtener los resultados de la medición provoca que uno se cuestione cosas. Y ese cuestionamiento continuo te permite ir hacia atrás. Si una cepa, por ejemplo, tiene algún tipo de infección, se hace preguntas como si la infección ha sido por contaminación exterior o viene de dentro; o si el tipo de compostaje que están utilizando en la tierra es el adecuado. Te permite analizar todo el proceso hacia atrás para descubrir en qué fase de él se puede mejorar. Y puedes llegar a mejorar el proceso en los primeros pasos, lo que mejorará considerablemente la cosecha.
La revisión de los procedimientos de una organización debe partir del punto en el que están fallando las cosas. El fallo te permite poner atención a esa fase del proceso. Si se soluciona ese fallo y no se mira hacia atrás, el problema persistirá. Sin embargo, haciéndose las preguntas adecuadas se puede llegar a encontrar el foco que provoca ese fallo y quizá otros que no estamos teniendo en cuenta. Y con ello, se habrá mejorado un proceso.
Visión, la claridad en el horizonte.
El nuevo proyecto de Pepe Mendoza es un ejemplo de visión, perseverancia y paciencia. Lo importante es tener claro adónde se quiere llegar y luego trabajar para conseguirlo. La pasión es un elemento esencial para poner rumbo hacia ese horizonte divisado.
Cuando una organización no tiene claro el horizonte hacia el que va, es muy probable que cada colaborador elija ir en una dirección diferente. Para una dirección general es absolutamente necesario definir con nitidez ese horizonte. Y lo segundo necesario es comunicarlo adecuadamente y cómo puede cada colaborador contribuir a llegar más rápido a ese horizonte. Esta forma de trabajar la encontramos en la Dirección por Misiones (DpM), que proponen Pablo Cardona y Carlos Rey, en algo que se llama ‘misiones participadas’ que no es más que definir cómo la misión de cada perfil de la organización contribuye a la misión general de la compañía. Y la pasión del líder es fundamental para conseguir este reto.
Algo que, a priori, parece un fallo… se puede convertir en un gran acierto.
Una anécdota que contó ayer Pepe tiene que ver con el error. Descubrieron un velo en varias de las tinajas en las que habían introducido el caldo para hacer el vino. A priori, parecía que ese vino se había estropeado. Sin embargo, limpiaron el velo y probaron el caldo y descubrieron que, lejos de haberse estropeado, estaba buenísimo. Y decidieron fabricarlo de esa manera para la siguiente cosecha.
A esta situación se le da el nombre de ‘serendipia’. Un descubrimiento o un hallazgo afortunado, valioso e inesperado que se produce de manera accidental, casual o por destino o cuando se está buscando una cosa distinta. ¿Cuántas veces hacemos uso de la serendipia en las organizaciones? ¿Nos damos tiempo a analizar los errores y a sacar conclusiones de ellos? Cuando una organización habla abierta, espontánea y naturalmente de los errores, se pueden producir situaciones en las que el error se convierta en un éxito.
España está a la cabeza en agrotecnología.
Pepe nos contaba que somos un país pionero en adaptación de la tecnología a la agricultura y, sin embargo, en un país con un gran potencial en extracción de uva, no existe ni una sola escuela de poda. Francia o Italia, con muchas menos hectáreas que España en cultivo de vides, poseen decenas de escuelas de poda. Tenemos un gran desarrollo tecnológico, pero descuidamos lo más importante: la materia prima.
Algo parecido ocurre en las organizaciones. Queremos digitalizar nuestras empresas, pero no tenemos en cuenta a la base que tendrá que usar esa tecnología: nuestros colaboradores. Es importante contar con las personas, porque sin el trabajo de los equipos, las empresas no llegan a ninguna parte. Es importante cuidar el talento y desarrollarlo y acompañar a nuestra gente a que se conviertan en una mejor versión de ellos mismos. Y así la empresa evolucionará y será un referente en el mercado.
Escuchar a Pepe me hizo entender que sólo con pasión, conocimiento y vocación se consiguen excelentes resultados. Me maravilló la relación que pueden tener las cosas cuando se aplica el sentido común. Cómo se cuida una cepa de vino para que sus frutos sean excelentes y cómo se cuida a las personas en una organización para que su trabajo sea excelente, posee muchas similitudes.
El éxito continuado requiere un esfuerzo constante, una adaptación permanente y flexibilidad y paciencia a rebosar.
Pero lo realmente importante, es que cuando se quiere, se sabe y se puede… se consigue!!
¡Feliz día a todos!