El desarrollo del liderazgo es un tema recurrente en personas y organizaciones. A lo largo de décadas se han desarrollado multitud de modelos acerca de cómo debe ser el líder ideal.
Todas las sociedades antiguas han tenido sus formas de liderazgo, desde los primeros asentamientos agrícolas donde las tareas eran repartidas, pasando por la sociedad egipcia, griega, por todas hasta llegar a la modernidad.
Cuando llega el final del s. XIX es cuando se comienza a estudiar formalmente el liderazgo, dando lugar a varias teorías durante las siguientes décadas. A principios del s. XX surge la ‘Teoría de los rasgos’, que se basan en la personalidad del líder, en sus cualidades innatas, atendiendo a sus comportamientos, pensamientos y emociones. Por la década de los 40 del s. XX aparece la ‘Teoría del estilo’ que antepone la conducta del líder (qué hace y cómo lo hace) a su personalidad. En la década de los 60 aparece la ‘Teoría de la contingencia’ que se centraba en la capacidad del líder de adaptarse al contexto. En la década de los 80 aparecen las ‘Teorías del liderazgo’, distinguiendo entre el liderazgo transaccional (estímulo – respuesta), el liderazgo transformacional (búsqueda de un fin superior), el liderazgo carismático (el líder refuerza la autoestima del seguidor) y liderazgo visionario (el líder administra significados ubicando la visión de la organización).
Como es visible, el liderazgo va cambiando a la par que cambia la sociedad, a la par que cambian las motivaciones y las necesidades de la estructura humana de una organización. A día de hoy, ningún estilo de liderazgo concreto es el bueno y todos lo son a la vez.
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Lo defino como ‘Liderazgo operativo’ y se refiere al liderazgo que necesita el equipo o la organización en cada momento. Para saber distinguir con claridad, el liderazgo operativo se basa en un profundo autoconocimeinto de la persona que ejerce el liderazgo para poder tomar decisiones acertadas o pedir ayuda cuando la necesite.
Algo operativo es algo que funciona y que ofrece soluciones. Incluso, en cada momento ofrecerá soluciones diferentes, en función del entorno o de la problemática de la situación.
Por tanto, no existen características específicas para una persona que ejerce el liderazgo porque en algunos momentos necesitará:
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Por ello es tan importante un trabajo profundo de la persona que ejerce el liderazgo, para que no se produzcan frenos provocados por expectativas inalcanzables o por falta de flexibilidad en los planteamientos.
Quizá el concepto se convierte en darwiniano cuando decía que el que sobrevive no es el más fuerte, ni el más inteligente, sino el que mejor se adapta a las circunstancias.
Este es el liderazgo que puede funcionar en un contexto VUCA: operativo. Cuando las organizaciones se enfrentan a un escenario tan cambiante, ambiguo, complejo y veloz como el actual, un liderazgo que tenga la capacidad de adaptarse a cada momento puede suponer una ventaja competitiva muy importante para una organización.
El liderazgo operativo funcionará muy bien en las organizaciones líquidas que son tan capaces de adaptarse a los cambios del entorno con facilidad.
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Lo contrario al liderazgo operativo será el liderazgo rígido, aquel que dirige al equipo en función de unos conceptos que no se está dispuesto a modificar y que, en muchos casos, establece prejuicios y estereotipos sobre diferentes personas que pueden llegar a frenar su desarrollo del talento. En muchas organizaciones sigue existiendo, por desgracia, este liderazgo rígido que, en muchos casos, asfixia a la organización.
El liderazgo operativo, sin embargo, oxigena a los equipos porque permite que cada persona sea ella misma, incluso aunque haya aspectos que no sean de su total agrado. Desde su profundo autoconocimiento entiende y respeta y, también, pone los límites adecuados para que exista respeto y fluidez dentro del equipo. Y esto también potencia el desarrollo del talento individual de cada integrante del equipo.
Las características de un liderazgo operativo serán:
A través de la base de la mejora continua, el liderazgo operativo puede evolucionar con las necesidades y demandas de la sociedad y del sector. Tener una capacidad de respuesta rápida ante cualquier situación es necesario en entornos tan veloces como los actuales.
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Las personas tienen hoy motivaciones diferentes. Buscan, no sólo una dotación económica con la que poder vivir tranquilamente, sino un lugar de trabajo en el que se sientan bien. El bienestar corporativo es un factor diferencial para encontrar el talento y atraerlo a la organización.
El liderazgo operativo también busca ese bienestar interno para las personas porque una persona serena y segura es capaz de aportar mejores ideas y formas de actuar a la organización.
Cuando la persona que ejerce un liderazgo operativo ha realizado ejercicios de profundo autoconocimiento, se ha liberado de prejuicios y estereotipos y es capaz de tener una visión objetiva sobre cada situación que acontece en el día a día. Este profundo autoconocimiento le ha proporcionado el desarrollo de la inteligencia emocional, tan necesario para gestionar la multitud de escenarios que se producen a diario en todos los ámbitos de una organización.
Y, curiosamente, en un entorno VUCA como el comentado anteriormente, los equipos se sienten estables a su lado.
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#52SemanasDeInteligenciaEmocional
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Me ha llamado mucho la atención de tu artículo. Me gustaría profundizar en más detalle acerca de este tema.
Gracias por compartir tus apreciaciones.