En general, nunca nos enseñaron a trabajar con personas. A lo largo de la etapa estudiantil y a través de la experiencia profesional se aprenden todo tipo de competencias técnicas. Sin embargo, las habilidades blandas o soft skills se suelen dejar de lado y no se les da la importancia que realmente tienen. En general, también…
En este sentido, cada vez está siendo más patente la importancia del desarrollo de la empatía, la asertividad o una comunicación adecuada para el buen desarrollo del trabajo en pro de la consecución de retos y objetivos que marca la organización.
Los responsables de personas de las organizaciones carecen, en muchos de los casos, de la inteligencia emocional suficiente como para obtener lo mejor de sus equipos. Y esto, como se puede comprender, deriva en ineficiencias, lentitudes y, en definitiva, en detrimento de la productividad y la rentabilidad de la empresa.
¿Existe alguna fórmula mágica para conseguir subsanar estas carencias?
Quizá mágica no, pero sí que existe una fórmula y se llama coaching.
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El coaching es la mejor metodología de desarrollo del talento que se ha implementado jamás.
Tanto en el mundo deportivo, como en el mundo de las organizaciones ha demostrado ser exitosa. Los deportistas de élite tienen un coach que les ayuda a entrenar la mente, a desdibujar pensamientos limitantes y a mantenerse en una actitud de elevada motivación interna para conseguir los retos tan importantes que consiguen.
En el mundo empresarial, aquellas organizaciones que lo han introducido como vía de desarrollo interno, han conseguido resultados excepcionales. Y es que los mandos intermedios son los verdaderos desarrolladores del talento de las organizaciones, son las personas que están en contacto continuo con los equipos y son quienes más necesitan el desarrollo de la inteligencia emocional para poder gestionar emocionalmente a sus equipos.
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Cada persona tiene su carga emocional, que a días es potenciadora o limitante en función de las cosas que le ocurran, que influye directamente en el rendimiento de su trabajo. La cuestión es que si la persona responsable no sabe tratar esas cuestiones a nivel individual, ese hecho puede afectar al equipo al completo. Y, por ende, al conjunto de la organización. Por el contrario, si su responsable sabe gestionar esas fluctuaciones emocionales, el resultado será positivo para la persona y para el conjunto.
El desarrollo del coaching a nivel corporativo es un proceso continuo. No sirve una intervención puntual. Eso soluciona un problema en un momento concreto, pero no llega hasta el fondo de la cuestión.
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La continuidad de los procesos es la que determina la salud en una organización.
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Por ello, disponer de personas (internas o externas) que puedan realizar procesos de coaching de manera continuada es muy saludable para una organización.
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La metodología del coaching trabaja con la persona. El objetivo es que la persona descubra todo aquello que le potencia para utilizarlo de la mejor manera posible y, a la vez, encuentre todo aquello que le limita para conocerlo y modificarlo en la medida de lo posible.
La mayoría de las personas tienen fricciones internas y no son capaces de saber de dónde proceden y por qué. El coaching se encarga de encontrar las respuestas a esas preguntas. ¿Cómo? A través de procesos de exploración interior porque es en el interior de cada persona donde residen esas respuestas. Por tanto, los procesos de coaching son también procesos de cambio y de transformación duraderos hacia una versión mejorada de esa persona, donde los aspectos que le limitan se han mejorado o superado.
Lógicamente, para una empresa es rentable disponer de un ecosistema humano con una elevada salud física y emocional. Por ello, el coaching es la fórmula para conseguir este reto.
El coaching corporativo va a aportar muchos y variados beneficios a cualquier organización, entre los que destaco cinco.
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Autoconocimiento.
Los procesos de exploración interior aportan un conocimiento exhaustivo de quién se es y por qué se actúa como se actúa.
En la infancia se aceptan un montón de creencias como válidas, porque ellas proceden de nuestros seres queridos. Esas ideas comienzan a actuar en automático en nuestro interior y nos van a acompañar a lo largo de toda nuestra vida, a no ser que en algún momento nos las cuestionemos, cosa que no suele ocurrir si no es una necesidad acuciante.
El coaching ayuda a realizar ese cuestionamiento y a determinar si esas ideas que nos acompañan son potenciadoras o nos limitan en nuestra vida. Y nos va a ayudar a modificar todo aquello que haga fricción en nuestro interior.
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Inteligencia Emocional.
Esa exploración interior que se realiza a través de los procesos de coaching también incluye el ‘funcionamiento emocional’ de la persona.
A cada persona nos afecta la vida de una manera y nuestras emociones se manifiestan de una manera equilibrada o desequilibrada. En el segundo caso nos van a limitar. El coaching ayuda a la persona a encontrar la manera de que sus emociones se manifiesten de manera equilibrada. Esto es la inteligencia emocional.
En el caso de las personas responsables de equipos dentro de las organizaciones es especialmente importante, puesto que la única manera de poder gestionar las emociones ajenas es hacerlo desde la autogestión emocional. Por ello, las personas de responsabilidad intermedia deben aprender a desarrollar su inteligencia emocional para poder guiar a cada miembro de su equipo en el, a su vez, equilibrio de sus emociones.
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Desarrollo de la empatía.
La mejora de la empatía es una consecuencia directa de los procesos de exploración interior de la persona. Cuando el conocimiento interno es profundo, la autoestima se equilibra de manera directa. Y una autoestima equilibrada afecta positivamente a la seguridad y a la autoconfianza.
Una persona segura y con confianza en sí misma será capaz de comprender mejor a los demás sin que le afecte emocionalmente.
Este desarrollo de la empatía es especialmente interesante en las organizaciones para poder generar climas de mayor seguridad y confianza en los equipos.
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Desarrollo del talento.
El desarrollo del talento es un beneficio directo del coaching corporativo. Cuando un responsable de personas se conoce, sabe autogestionarse y comprende a los demás, el desarrollo del talento está servido porque es capaz de analizar las potencialidades de cada persona que compone su equipo y hacerlas brillar en beneficio de todos.
Esa es la verdadera gestión de personas, cuando a cada cual se le hace brillar por aquello en lo que realmente demuestra ser mejor. La gestión de personas consiste en que las personas brillen.
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Comunicación asertiva y disminución del conflicto.
La asertividad es otro aspecto que el coaching ayuda a desarrollar. Comunicar las cosas que se desean comunicar sin ofender a nadie. Esto supone grandes dosis de gestión emocional, así como de empatía hacia la otra persona.
Cuando se aprende a comunicar cualquier cuestión de manera objetiva y si ofender, el nivel de conflicto disminuye automáticamente.
Para las personas responsables de equipos la falta de conflicto es especialmente importante para aportar toda la energía en la consecución de retos que benefician al conjunto.
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En definitiva, el coaching corporativo conduce a la mejora del bienestar personal (a nivel interno) y mejora del clima laboral (a nivel de organización).
Nuestro programa certificado de formación trabaja las dos áreas: la parte personal y la parte ejecutiva. Está muy orientado al desarrollo de líderes y lideresas con alto impacto positivo sobre sus respectivos equipos.
No cabe ninguna duda de los beneficios que el coaching corporativo aporta a las organizaciones actuales en las que las personas han vuelto a ocupar su lugar natural: el centro de la organización.
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Porque las organizaciones las construyen las personas.
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#52SemanasInteligenciaEmocional
